¿DÓNDE ESTÁ NUESTRO ESQUELETO MANOLO?
Desde nuestro colegio “Diego Escolano” de Longares, centro rural muy pequeño que apenas cuenta con 40 alumnos, conseguir la motivación e interés de todo nuestro alumnado, si cabe todavía más, es fundamental, por ello utilizamos de manera frecuente la gamificación, en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Son múltiples los beneficios que nos ofrece la gamificación o el aprendizaje basado en el juego entre los que podemos citar: aumenta la motivación por el aprendizaje, hace los contenidos más atractivos, aumenta el interés y atención del alumnado, favorece el pensamiento reflexivo y la lógica para la resolución de problemas…entre otros muchos.
Por ello, este trimestre aprovechando que nuestro proyecto de centro era “el cuerpo humano”, decidimos crear un juego de “scape room” para involucrar a todos los alumnos del centro, con el objetivo de buscar y encontrar a “Manolo” nuestro esqueleto del colegio, el cual había desaparecido en circunstancias extrañas.
Contábamos con unas sospechosas “trabajadoras de nuestro hospital” (profesoras del colegio), pero teníamos que encontrar al culpable de su desaparición, así que con las pistas que fuimos encontrando, nos fueron llevando a diferentes lugares del pueblo (centro de salud, farmacia, taller, bar, banco, carnicería, …) donde seguíamos encontrando más pistas que nos llevaban a nuevos lugares.
Junto con las pistas se encontraban unos huesos, con los cuales teníamos que completar un esqueleto que nos llevarían al último lugar, “la biblioteca” allí Saray la bibliotecaria de Longares, nos esperaba con una llave ¿Qué lugar abriría esa llave? ¿Estaría allí nuestro amigo Manolo? … muchas eran las preguntas que teníamos que resolver y estábamos a punto de lograr. Una vez en la biblioteca buscamos y buscamos hasta que encontramos una puerta con una cerradura, probamos con la llave… la puerta se abrió y… efectivamente allí estaba Manolo leyendo una historia de miedo con un mensaje donde nos decía que nadie le había secuestrado, simplemente que él había decidido salir a dar una vuelta y aprovechando que era Halloween se había animado a entrar y coger un libro de miedo.
Todos nos pusimos muy contentos, de encontrar a Manolo sano y salvo y llevarlo de vuelta a nuestro colegio, para que nos siguiera enseñando un montón de cosas más sobre nuestro cuerpo.